Inmersos en una crisis de precios de la electricidad, que se superan continuamente por varios factores, hay un concepto recurrente en las justificaciones de por qué la luz en España está tan cara; los derechos de emisiones. El comercio de dichos derechos, cuyos precios están más altos que nunca, es un instrumento de mercado creado como un incentivo o desincentivo económico que persigue un beneficio medioambiental. Su objetivo, que las centrales o plantas industriales contaminantes reduzcan sus emisiones a la atmósfera.
Evolución precio del CO2 en 2021. Fuente: SENDECO2, Sistema Europeo de Negociación de CO2
Actualmente, existen mercados de emisiones que operan en distintos países y que afectan a diferentes gases. No obstante, el que está influyendo en el precio de la electricidad no sólo en España, sino en la mayoría de países del viejo continente, es el que la Unión Europea (UE) puso en marcha el 1 de Enero de 2005. Hasta la fecha actual, es el mercado de CO2 más ambicioso (Directiva 2003/87/CE). En los 27 estados miembros de la UE, repercute en las emisiones de CO2 de las actividades de las centrales térmicas, cogeneración, otras instalaciones de combustión de potencia térmica superior a 20 MW (calderas, motores, compresores…), refinerías, coquerías, siderurgia, cemento, cerámica, vidrio y papeleras.
En este mercado participan los siguientes elementos:
Este régimen Comunitario de comercio de derechos de emisión afecta globalmente a más de 10.000 instalaciones y a más de 2.000 millones de toneladas de CO2, que representan en torno al 45% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en la UE.
La evolución de precios del CO2 ha cambiado de forma significativa desde el año de creación del mercado. En las últimas semanas, especialmente, se ha producido un aumento de la cotización de los derechos de emisión en el mercado europeo, donde están alcanzando valores superiores a 50 €/tonelada, un incremento del 150% respecto al valor de hace un año. Eso quiere decir que la industria que contamina paga más por hacerlo.
Además, la cotización de los mercados de futuros de derechos de emisión indica que esta situación de precios altos se va a mantener en el tiempo, principalmente a causa del aumento de la ambición climática de los diferentes países de la Unión Europea y el anuncio de la vuelta de Estados Unidos al Acuerdo de París.
Así pues, las industrias que generan electricidad con procesos contaminantes están repercutiendo el coste de sus derechos por emitir gases en el precio que les cuesta generar el kWh. Ello conlleva que los precios marginales de la electricidad en el mercado, fijados por las tecnologías más caras, se encuentren en valores más altos.
La tendencia de los precios sigue al alza, de ahí que el Gobierno pretenda frenar esa escalada con la supresión de ciertos impuestos, aunque sea de manera provisional. El precio de la tonelada de CO2 ha superado ya, ampliamente, la barrera de los 50 €/t. Durante el pasado mes de Mayo, el precio medio rozó los 52 €/t, un aumento del 15% respecto al mismo precio del mes anterior. Por si no fuera poco, este mes de Junio el precio de una tonelada de CO2 alcanzó un nuevo récord, 56,5 €.
Aunque se antoja necesario la existencia de un mecanismo que penalice económicamente a las industrias contaminantes para empujarlas a ser más respetuosas con el medio ambiente, si éstas repercuten sus gastos en el precio final de su producto, el kWh, los más perjudicados por el mecanismo somos los consumidores finales. Es por ello que, aunque se trata de un mercado en evolución, es necesario proponer medidas que o bien limiten los precios máximos, o impidan que las empresas los reflejen en sus costes finales. La salud de todos, tanto medioambiental como económica, está en juego.