"Para conseguir el máximo ahorro, lo mejor es elegir un contrato indexado". Lejos de querer hacer pasar esto por una verdad absoluta, estamos convencidos de que en algún momento te habrán dado con un consejo similar. De hecho, a la hora de crear un tender para elegir un nuevo proveedor de energía, uno de los dilemas más frecuentes es precisamente el tipo de contrato: ¿es mejor optar por un precio fijo o por un precio indexado? Ambas fórmulas tienen sus pros y sus contras.
Partiendo del concepto de que la elección del precio fijo implica el pago de una cifra preestablecida y constante para toda la duración del suministro y que esto implica:
Hoy queremos hablar del contrato de precio indexado y su conveniencia, para intentar comprobar cuán ciertas son estas afirmaciones.
¿Por qué es mejor apostar por un contrato de precio indexado?
"Es un coste variable, fluctuante y prácticamente fuera de nuestro control": este es el concepto que inspira temor y genera una gran desconfianza. El mercado podría caer en picado (dando así la oportunidad de un gran ahorro) o subir repentinamente (generando así costes adicionales). Ante la imprevisibilidad, el precio indexado sigue asustando a la mayoría de la gente, a menos que la empresa cuente con el apoyo de un consultor experto en trading de energía.
Pero, ¿es esto realmente así?
Mitos y las leyendas han existido desde el principio de los tiempos.
Sobrevive uno sobre la fijación de precios indexados que está absolutamente alejado de la realidad, según el cual la elección de un precio variable impide realizar un presupuesto. Nada más lejos de la realidad.
De hecho, optar por un contrato de precio variable, optimizándolo de antemano, permite fijar incluso el 100% del precio antes de la fecha en que habrá que prever el presupuesto futuro. ¿No queda claro? Pongamos un ejemplo:
Si firmamos un contrato de precio variable en abril de 2021 para 2022 y hacemos todas las fijaciones de precios antes de diciembre de 2021, conoceremos el presupuesto de 2022 con mucha antelación.
Solemos definir el contrato de precio indexado subrayando que "el precio del componente energético de la factura varía automáticamente en función de la evolución de un índice de referencia".
Las variaciones de precios en el mercado energético, por tanto, no pueden ser repentinas y, por el contrario, siguen modelos matemáticos que revelan las tendencias del mercado de forma bastante fiable y precisa.
Así pues, la realidad es que el mercado no es tan imprevisible como parece.
Esta opción tiene un gran número de ventajas:
Obviamente, la fijación de precios variables presenta un cierto riesgo, que no todas las empresas pueden permitirse, pero si:
el contrato de precio indexado no tiene rival en cuanto a potencial de ahorro.