El mercado de la electricidad y el gas natural ofrece muchas oportunidades para reflexionar sobre la conveniencia o no de fijar el propio suministro. Cuando los precios bajan (como en el periodo del primer cierre de 2020) o cuando los precios parecen subir de forma imparable (como en los últimos meses), la pregunta que surge es: "¿Debo pedir clicks para el año o los años siguientes?". Como siempre, la respuesta es: ¡depende! Depende, en primer lugar, de la visión del mercado, del valor absoluto de los precios, de nuestro presupuesto, de cómo el movimiento del mercado afecta a las diferentes porciones de la curva a plazo y de cómo estos aspectos se combinan entre sí.
La visión del mercado nos da una indicación del comportamiento futuro de los precios que estamos observando. Si la visión del mercado es alcista, es decir, si esperamos que los precios suban, esto significa que el precio es, o al menos creemos que será, más barato hoy que mañana. Por lo tanto, es legítimo considerar la posibilidad de pedir fijaciones no sólo para el periodo de suministro más próximo, sino también para los trimestres o años venideros.
Además, la vista expresa también una duración, en el tiempo, del movimiento de mercado previsto y es esencial considerar este aspecto para estimar la fijación sobre un período largo. Por ejemplo, si a medio/largo plazo la visión es alcista, quizás para los próximos 6-8 meses, entonces tiene sentido plantearse empezar a fijar el precio de la oferta no sólo para el próximo trimestre sino también para los siguientes.
Si, por el contrario, la visión indica que puede haber sólo un corto período de alza y luego una relajación de los precios, puede que no sea prudente valorar gran parte del volumen a largo plazo. En el caso contrario, si la visión es bajista a medio/largo plazo, quizás tenga sentido esperar a que los precios caigan antes de pedir una fijación en volúmenes consistentes, mientras que si la tendencia bajista es sólo a corto plazo, podría ser inteligente aprovechar la oportunidad.
En definitiva, la visión proporciona la clave para interpretar el mercado, pero es la indicación de la duración de la subida o bajada prevista la que puede darnos más apoyo para valorar un click en las porciones de oferta mucho más adelante.
Además, cada uno tiene su propia percepción del nivel de precios a partir del cual la oferta se considera "demasiado cara" o "barata" y esto apenas depende de la opinión del mercado. Si el precio utilizado para el presupuesto (precio objetivo) fuera mucho más alto que el nivel actual del mercado, ¿quién no estaría tentado de pedir una fijación consistente para los años siguientes con el fin de obtener una oferta más barata de lo esperado?
Por el contrario, cuando los precios son mucho más elevados que el precio objetivo, a alguien le puede resultar un poco difícil fijar el precio de la oferta del próximo año (por no hablar de los años siguientes), con la esperanza de que el mercado vuelva a bajar los precios. Si bien es cierto que en el primer caso puede haber una falta de ahorro, pero sin embargo un resultado positivo porque se ha fijado un precio que se considera asequible, en el segundo caso el riesgo es que los costes pueden aumentar muy por encima de las expectativas.
Disponer de un largo periodo antes del inicio del consumo debería ayudar a gestionar la fijación de forma más racional, sin la prisa de tener que tomar una decisión a toda costa. Por lo tanto, vale la pena detenerse a evaluar cuidadosamente la visión del mercado, para evitar que la consideración de sólo el valor absoluto de los precios y/o el precio del presupuesto pueda comprometer la optimización de la oferta. Si la visión a medio/largo plazo respalda entonces lo observado a nivel de valores absolutos de los precios, entonces se dan todos los elementos para tomar una decisión informada de que lo que está ocurriendo en el mercado es realmente una "acción" y no una "reacción".
Por último, para valorar si hay que jugársela y solicitar fijaciones para la oferta del año o años venideros, también hay que comprobar si la parte de la curva sobre la que se quiere solicitar un click está afectada por el movimiento actual o previsto del mercado de la vista.
Es cierto que cuando el mercado tiene una fuerte tendencia alcista, por ejemplo, toda la curva forward tiende a apreciarse, pero lo que es un movimiento importante el próximo trimestre, quizás de 10 o 15 €/MWh, puede ser un aumento mucho menos significativo en el calendario + 1 o + 2.
No es necesariamente el caso de que la magnitud de los movimientos del mercado repercuta de la misma manera en las partes de la curva más lejanas. Por lo tanto, es necesario verificar qué oportunidad o riesgo de mayor coste puede expresarse en los precios de las porciones distantes de la curva y ponderar este movimiento en el cuadro general.
En resumen, el proceso de toma de decisiones es siempre el resultado de analizar una serie de factores y evaluar cómo encajan entre sí. La receta perfecta no existe, y desgraciadamente tampoco una bola de cristal, pero seguir con atención la situación del mercado y construir una visión de la posible evolución futura le da las herramientas para tomar decisiones racionales e informadas para optimizar la oferta, no sólo a corto plazo, sino también en los próximos años.