Uno de los factores que más ha influido en el precio de la electricidad, tanto en España como en el resto de Europa, en los dos últimos años ha sido el CO2. Pero, ¿cómo se relaciona el precio del CO2 con el de la electricidad?
Para incentivar a las empresas que más CO2 emiten (y el sector energético se sitúa en cabeza) a invertir en tecnologías verdes con menor huella de carbono, la Unión Europea creó hace 15 años el llamado Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE), un sistema que obliga a pagar por sus emisiones a quienes las emiten en exceso. La obligación de comprar cada año los permisos de emisión (EUA = Emission Unit Allowances) correspondientes al CO2 producido significa que el CO2 representa una partida de costes reales para la entidad que lo produce.
Dado que el precio del CO2 hasta hace un par de años era demasiado bajo para ser considerado un verdadero elemento disuasorio de las emisiones (en este mismo periodo, en abril de 2018 el CO2 cotizaba a 12/13 €/tonelada), la Unión Europea puso en marcha la llamada MSR (Market Stability Reserve). Se trata de un mecanismo que, mediante la sustracción de derechos de emisión del mercado, pretende disminuir la oferta de títulos, haciendo subir el precio del CO2 para incentivar a los emisores a realizar importantes inversiones en la reducción de emisiones.
El precio de la electricidad, como decíamos, está fuertemente influenciado por el precio del CO2, que entra en juego como elemento de coste para la producción de electricidad a partir de combustibles fósiles, como el gas natural. Una central termoeléctrica que utiliza gas natural para producir electricidad, por cada MWh de energía producida, consume unos 2 MWh de gas natural, o unos 189 Sm3 (considerando una eficiencia media convencional del 50%), y emite unas 0,35 toneladas de CO2. Por lo tanto, un aumento (o disminución) del precio del CO2 de 1 €/tonelada debería provocar un aumento (o disminución) de 0,35 €/MWh en el precio de la electricidad.
Sin embargo, es cierto que en España no toda la electricidad se produce a partir del gas natural, que la influencia de los mercados extranjeros, que tienen una dinámica diferente, es también fuerte y que la presencia de operadores especulativos en el mercado puede amplificar las reacciones del precio de la energía con respecto a los movimientos del CO2. Por eso no es fácil encontrar en la práctica la relación 1 : 0,35 que acabamos de describir, pero eso no quita que el CO2 sea uno de los principales motores del precio de la electricidad. De hecho, hace unos meses, los precios de la electricidad han tenido un importante descenso gracias al efecto combinado de la caída del precio del gas y el fuerte descenso del precio del CO2, alcanzando mínimos (y hablamos por ejemplo del calendario) nunca tocados desde mediados de 2017.