Entender el mercado, prever la evolución de los precios, adivinar la evolución de la situación y anticipar los movimientos. Estas actividades, que son la cruz y el deleite de todo trader o analista, también se han convertido en algo muy importante para los clientes que consumen electricidad o gas en grandes cantidades y que tienen que decidir un click o evaluar un nuevo suministro. Pero, ¿cómo funcionan los análisis o modelos que utilizan los operadores para entender cómo puede moverse el mercado?
Dime qué análisis haces y te diré quién eres
Existen diferentes tipos de análisis que pueden utilizarse para intentar anticiparse a los movimientos de los precios y beneficiarse económicamente de ellos.
Los análisis son un poco como la ropa: cada uno se siente cómodo llevando un traje diferente, pero el propósito de vestirse sigue siendo el mismo: cubrirse.
De la misma manera, cada trader, analista u operador trabaja y se centra en un determinado tipo de análisis que le es más afín y el objetivo sigue siendo el mismo, es decir, en este caso, anticiparse a un movimiento del mercado, entender lo que va a pasar y actuar en consecuencia.
Entre los diferentes tipos de análisis posibles, seguramente todo el mundo ha oído hablar del análisis técnico y del análisis fundamental.
Análisis técnico
El análisis técnico es un método de análisis que trata de predecir los movimientos futuros del mercado mediante la búsqueda gráfica de patrones, es decir, pautas típicas, y niveles de precios que "canalicen" el movimiento actual del mercado en cifras recurrentes. Por ejemplo, si el precio del CO2 oscila dentro de un "canal" entre un mínimo y un máximo, con el análisis técnico esperamos que cuando se alcance el máximo, el precio vuelva a bajar, mientras que cerca del mínimo rebotará de nuevo.
El análisis técnico es una metodología de análisis derivada de los mercados financieros y se utiliza principalmente en mercados muy líquidos, como el del CO2. Últimamente también se está abriendo camino en los mercados de la electricidad y el gas, pero más como apoyo al análisis fundamental que como método independiente de predicción de precios.
Análisis fundamental
El análisis fundamental, mucho más habitual en los mercados de la electricidad y el gas, se basa en el estudio de los drivers fundamentales, es decir, los factores que inciden en el estado general del sistema de oferta/demanda y, por tanto, tienen un impacto directo en la evolución de los precios.
El equilibrio entre la oferta y la demanda es el mecanismo de formación de los precios. Por ejemplo, si se espera que lleguen muy pocos barcos de GNL a Europa el mes que viene, suponiendo que la demanda de gas natural no cambie, es fácil ver que una menor oferta de gas provocará un aumento de los precios.
El análisis fundamental, por lo tanto, significa evaluar el impacto de todos los elementos de la oferta y la demanda, tratando de predecir si el equilibrio es posible en los niveles de precios actuales o si, por el contrario, la balanza debería inclinarse más hacia un aumento de los precios (escasez de oferta o aumento de la demanda de materias primas) o hacia una disminución (abundancia de oferta de materias primas o disminución de la demanda).
A menudo, el análisis de los fundamentos por sí solo no es suficiente para obtener una visión, porque para estimar el impacto en los precios es necesario que los operadores evalúen también qué elementos psicológicos, si los hay, pueden hacer reaccionar a los mercados y cuál es el contexto macroeconómico.
Cómo funciona un modelo de estimación de la curva de precios esperada
Gracias al análisis fundamental, es posible obtener una visión, es decir, un escenario que prevea el futuro equilibrio de la oferta y la demanda, que indique también una expectativa con respecto a los precios.
Pero, ¿cómo pasamos de un análisis que indica una posible subida o bajada de precios a unos objetivos de precios reales? ¿Cómo se construye entonces la curva de precios esperada? Pues bien, un elemento que puede ayudar es el pasado.
Observar cómo han reaccionado los precios en el pasado ante una situación de oferta/demanda similar a la que suponemos en nuestra opinión nos permite especular sobre cuánto podrían subir o bajar los precios respecto a los actuales. Por ejemplo, si en el pasado un episodio de frío intenso en febrero hizo que los precios a plazo aumentaran entre un 5% y un 7% en comparación con el periodo anterior, esto puede utilizarse para cuantificar el aumento previsto si se produce una situación similar en el futuro.
En resumen, el trabajo de los analistas no es nada fácil y, a pesar de la experiencia, las habilidades y las mejores herramientas, es posible que a veces una visión del mercado no se realice debido a acontecimientos imprevistos. Lo cierto es que la constancia y el análisis continuo de los elementos fundamentales permiten, con el tiempo, conocer el mercado y aprender a interpretarlo, aprovechando las oportunidades de ahorro o ganancia y permitiendo un mejor enfoque de la gestión energética.